Pero anoche, fue un partido de los mas emocionante (y estresante) para los que estuvieron en el Beto Ávila de Cancún. Un juego donde cualquiera de los dos podía ganar, pero "su majestad", el pitcheo, salió a relucir en ambos equipos. Por fortuna, los Tigres pudieron aprovechar el descontrol de Quevedo para la única carrera del partido. Y Pablo Ortega se vio grande ante los inminentes ataques de los Diablos. Sin embargo, pudo bajar la cortina en el momento en que se requería.
Partidazo sin duda!
Mañana el tercero de la Serie del Rey, donde los Tigres tendrán como lanzador a J.M. Ramírez, mientras que los Diablos lo será Marco Duarte.
El escenario cambia. Ahora, en el Foro Sol, donde la pelota suele viajar mucho, podría darse un festín de batazos. Pero, si los Tigres siguen demostrando el pitcheo que tienen por ahora, díficil será que los grandes cañoneros escarlatas le hagan daño. Esperemos que así sea.
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