Mucho se comentará lo ocurrido en Cancún, con respecto a la justa de media temporada en la Liga Mexicana de Béisbol. Todo parecía transcurrir sin problemas, hasta que el invitado incómodo se hizo presente en el Caribe. La lluvia hizo sus estragos en los espectáculos principales de esta fiesta beisbolera.
La noche del viernes, en el coctel ofrecido por el equipo anfitrión Tigres de Quintana Roo, se veía una excelente camaradería entre los asistentes. Las entrevistas a jugadores, fotos, comentarios, la plática, todo estaba saliendo sin ninguna complicación.
Lamentablemente, el sábado se hizo presente la lluvia en el estadio, impidiendo el desarrollo del HR Derby. El comité organizador decidió moverlo al domingo, a las 2 PM, suponiendo que a esa hora podría llevarse a cabo. Sin embargo, para mala suerte de todos, la lluvia no dejó de caer en la noche y madrugada siguiente.
Las imágenes del estadio Beto Ávila eran contundentes. Era imposible llevarse a cabo el HR Derby, debido a que persistía la lluvia, y la lona que cubría el diamante estaba repleta de agua. Se dio la orden de que la quitaran, y el personal de mantenimiento dio marcha a algo que simplemente era una labor titánica: Tratar de dejar el terreno de juego en las mejores condiciones para llevarse a cabo la fiesta de cuadrangulares.
A todas luces el comité organizador forzó a que esta competencia se realizara. Las imágenes mostraban a un estadio con pocas personas, que no daban crédito a que se el Derby se llevara a cabo. Y todo siguió como se había "planeado". Tan planeado que se recortó a 5 outs por bateador - en vez de 10 outs - y solo una ronda. Los dos mejores pasarían a la final. Un espectáculo deslucido, desangelado, completamente no apto de una jornada beisbolera.
¿Esto es lo que merecía la afición? Sabemos que llevar un espectáculo de tal magnitud tiene sus riesgos, y por cumplir con los tiempos y convenios, la Liga Mexicana se vio obligada a terminar con lo pactado. Consideramos que no era necesario realizar el Derby de Cuadrangulares, ya que no se juega absolutamente nada dentro del marco del Juego de Estrellas. Era exponer a los peloteros a una mala actuación, como lo fue en la mayoría de los participantes. De los ocho bateadores, sumaron todos en total 9 cuadrangulares, cuando en realidad se esperaba esta cifra en al menos un participante.
Al final, Rubén Rivera de los Rieleros de Aguascalientes, se lleva la justa con tan solo un cuadrangular. Simplemente, dejó mucho, pero mucho que desear.
Juego de Estrellas
Y a pesar del mal sabor de boca que dejó el HR Derby, el platillo principal lució. Aunque a simple vista se veía una "línea" donde los managers debían utilizar todos sus lanzadores, el duelo de pitcheo entre ambos equipos fue absoluto. Era un nuevo lanzador en cada entrada. Y por otro lado, se notó que a los bateadores también se les indicó poner la bola en juego lo más pronto posible. Pocas veces se veía más de 5 o 6 lanzamientos por bateador. La consigna era llevar el juego lo más lejos posible, evitando que la lluvia volviera a hacer su aparición.
La Zona Norte utilizó 10 lanzadores, por 9 de la Zona Sur.
Un juego que también será señalado como una "aventura" del comité organizador, ya que se exponían a los jugadores a una lesión. La cantidad de lodo que se veía en los spikes de los lanzadores, pudo provocar una torcedura de tobillo. O simplemente correr en los jardines con charcos de agua, o llegar a la franja de advertencia, era un peligro inminente.
De analizar en los futuros Juegos de Estrellas si hay necesidad de realizarse ante situaciones tan complicadas del clima. Recordar que no existe un sindicato de jugadores en LMB, por lo que ante una lesión, ¿Quién los protege si el problema termina con la carrera del pelotero? Definitivo, es de pensarse a conciencia.
Por cuarta ocasión consecutiva, el campeón de la Zona Sur recibirá en su estadio la Serie del Rey.